RÍO HONDILLO
Fecha: 1925
Variedades: tempranillo y viura. Un poco de calagraño y malvasía.
Altitud: 570 m
Superficie: 0,49 ha
Suelo: arcillo calcáreo
Conducción: vaso alto
Con uvas de este viñedo se elaboran los vinos CERRO DE REDONDILLO y BLANCO
Este viñedo está situado en el Paraje de Río Hondillo, se encuentra sobre un cerro y ofrece unas preciosas vistas. Por un lado a las lagunas de Carralogroño y Carravalseca, a la Sierra de Cantabria, a la Ibérica riojana y a muchos pueblos de Rioja Alavesa y La Rioja.
El viñedo se encuentra en el enclave del complejo lagunar de Laguardia, encima de la laguna de Carralogroño. Se trata de una laguna endorreica, de origen y funcionamiento natural, que ofrece un ecosistema y una diversidad de especies que habitan excepcional.
El viñedo data del año 1.925, año de nacimiento de mi abuelo Vicente, con quien di mis primeros pasos en los viñedos de Laguardia. Este viñedo fue plantado por mi bisabuelo, que en aquella época era habitual plantar un viñedo el año que se diera el nacimiento de un hijo.
Al este, el viñedo está protegido por un muro de piedra, lugar apropiado para el mantenimiento de reptiles y aves. Cuenta con un guardaviñas al lado del muro, también hay cerezos, higueras y melocotoneros, que antaño los viticultores utilizaban para comer en sus largos días en el campo.
Además de esto destaca un muelle de piedra, creado antiguamente para cargar los carruajes que llevaba la mula, donde se transportaba la uva en comportones.
Las cepas se encuentran plantadas entre piedras calizas donde resulta complicado imaginar cómo se podía insertar una planta en espacios tan pequeños.
En cuanto al microclima nos encontramos situados a 570 metros, en un cerro que domina el resto de viñedos. Destaca el viento como un factor fundamental, importante para la lucha contra las enfermedades ya que crea un microclima de racimos aireados y sin humedades. Además la insolación es muy alta.
Se realiza una viticultura ecológica y de laboreo nulo, donde se deja crecer la vegetación propia del viñedo, creando una cubierta vegetal espontánea y un suelo vivo que refleja la biodiversidad del entorno en el que se encuentra. Todo lo realizado en el viñedo es manual sin la entrada de ningún tractor.